El cuenco creador, el cuenco como útero, contenedor, el cuenco como manos.
Lo llenamos de alimento, de sabores, lo llenamos de semillas creadoras y de brebajes mágicos.
Nos contiene, contiene vida, historias... momentos de contemplación, en soledad o compartidos.
El cuenco resuena de cantos cuando lo llenamos de música y vibra entero en silencio cuando lo vaciamos.
De él nacemos y en él moriremos.....
así como nace de nosotros y muere en nuestras manos.